De aprendiz a experto en carpintería

Las motivaciones son muchas para trabajar por cuenta propia. Daniel trabajó duro para poner su propio negocio de tapicería y carpintería. Su propósito es hacer crecer su negocio y ayudar a más  jóvenes a que se atrevan a trabajar por sus sueños y comenzar su propio emprendimiento.

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En un pequeño terreno rodeado de láminas y árboles, está un taller de carpintería ubicado en las lotificaciones de Lirios  del Norte ,  del municipio de Cuscatancingo del departamento de San Salvador. A lo lejos  se escucha el ruido de una máquina cortadora de madera, martillazos  y música de fondo.  En el interior del terreno se encuentra  una humilde casa  donde varios  jóvenes trabajan con  madera.  Estos jóvenes son trabajadores de la Tapicería Ramos,  negocio de Daniel Enrique Ramos de 22 años , un joven  tímido pero con gran espíritu emprendedor que empezó a aprender el oficio de la carpintería a la edad de 11 años, desde muy pequeño aprendió  el trabajo artesanal de la fabricación de muebles.

Daniel, hermano mayor de dos hermanos, empezó como ayudante de un carpintero, de esta manera aprendió el oficio, «Hasta los 16 años aprendí a trabajar con  la madera , a los 17 años decidí poner mi propio negocio»  explica Daniel y quien agrega que para lograr su propósito, el dinero que ganaba lo ahorraba, con sus ahorros logró comprar su primera máquina pero no era suficiente para poder emprender  por lo que logró hacer un préstamo para  comprar mas  maquinas y herramientas; logrando obtener lo necesario para dedicarse a fabricación de muebles por mayoreo y al detalle por encargos.

En su taller fabrica:  cubos para adornar paredes, muebles de sala, asientos para niños, bancos de madera, en fin una variedad de muebles para la decoración del hogar. Su más grande sueño es poder producir muchos muebles de sala para poder distribuirlos en almacenes de prestigio para poder hacer crecer su negocio y  con la ayuda de Dios poder  lograr su meta. 

Cada semana están sacando una producción de 50 a 40 muebles, entre ellos cubos, sillones o asientos para niños los cuales son distribuidos por mayoreo en diferentes comerciales del centro de San Salvador y Santa Tecla. 

«Nunca creí que me fuera a servir de algo , solo tenía 11 años cuando aprendí” apunta Daniel al referirse  a muchos jóvenes a quienes aconseja aprender un oficio, “ hay unos (jóvenes) que no les gusta estudiar, igual yo fui poco para el estudio( gira la cabeza con una sonrisa)  pero termine mis estudios (bachillerato) pero seguí trabajando para poner mi propio negocio”. 

El propósito de Daniel es poder ayudar a jóvenes para que no caigan en vicios y puedan dedicarse a un oficio y así como él, proponerse metas y lograr sus propios objetivos para salir adelante.