LOS ACUERDOS DE PAZ LEGITIMARON LA CONSTITUCIÓN Y DIERON PASO A UNA NUEVA INSTITUCIONALIDAD, AFIRMAN NEGOCIADORES

En las negociaciones por alcanzar los Acuerdos de Paz, firmados en 1992,  hubo sobre la mesa la propuesta de reformar el artículo 248 de la Constitución, el cual prohíbe modificar el sistema de gobierno, la alternancia en el poder y el territorio nacional, pero al final la guerrilla reconoció que no era conveniente y podría suponer un riesgo en un futuro. Sin embargo, de esos acuerdos se derivó cambios en la institucionalidad y derechos que  ahora gozamos y son parte de nuestro marco constitucional.

Esa fue una de las conclusiones a las que llegaron Salvador Samayoa, Nidia Díaz y Mauricio Ernesto Vargas, tres de los negociadores de la paz, en su intervención en el congreso “Valoremos nuestra Constitución”, organizado por ANEP, Fusades, Centro de Estudios Jurídicos, Funde, Fundación DTJ, Acción Ciudadana y el Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional.

Los tres negociadores hicieron un recorrido histórico de lo que significó que las dos partes en guerra se sentaran ante una mesa, dialogaran y se pusieran de acuerdo en un pacto del que nacieron reformas importantes a la Constitución pero que en  vez de anularla, la legitimaron, además  la mejoraron y abrieron un abanico de derechos fundamentales como el de la libre expresión. Aunque reconocieron momentos de impasse como el intento de tocar el artículo 248, estos fueron superados.

Samayoa confirmó que como delegación del FMLN tenían “una posición muy fuerte para reformar el artículo 248 y hacerlo menos rígido” por la coyuntura que estaban observando en ese momento; sin embargo dice: “nos dimos cuenta que era un error cambiar el 248 y no insistimos en eso”.

Nidia Díaz recuerda aquella propuesta de la que al final desistieron.  “Reconocimos que no había correlación y no era conveniente reformar el 248, y fue producto del debate nacional que hubo y era mejor ser puntual en las reformas. Si se reformaba en un futuro podía llevar a un riesgo”, relata la legisladora, aunque dice que eso no les ha limitado en seguir luchando por mejorar el sistema político y aspirar a una “democracia más abierta”.

Casi tres décadas después de aquel intento, Díaz ve el artículo 248 como un seguro, porque si alguien quiere perpetuarse en el poder y abolir la alternancia, tendrá que lograr que se apruebe la reforma en una legislatura y que la misma sea ratificada en una siguiente legislatura con mayoría calificada.

Los tres negociadores coincidieron en que la Constitución se mantiene vigente y que funciona, que este no es el momento para hablar de reformas estructurales, pero sí aquellas que mejoren procesos como la elección de funcionarios como los de la Corte de Cuentas o incorporen nuevas tecnologías entre otros para adaptarla a tiempos modernos.

“La reforma producida en el 92 sí viene a legitimar la Constitución, por supuesto tenemos desafíos, es una Constitución que da un ambiente de que vivamos en libertad y de respeto de derechos; las instituciones están creadas;  puede reformarse para que sean mejores, puede exigirle más competitividad, pero lo fundamental ya está planteado en la Constitución”, sostiene Nidia Díaz.

Samayoa reconstruyó un poco el escenario en que se dio la reforma en el 92 al poner de ejemplo que había una elección de magistrados de la Corte Suprema de Justicia pero  que estos respondían a los que los elegían y no tenían independencia o el papel que jugaba el antiguo Consejo Central de Elecciones, asuntos que había que resolver, un escenario muy distinto al actual en el que ni siquiera hay una necesidad de reformas, afirma.

“La situación que teníamos era de deficiencia estructural de la democracia, no es que fuera una democracia en desarrollo como se decía; el problema era que estaban obstruidos los conductos para la expresión libre de ideas, para acceder al poder de manera pacífica y bajo legalidad”, relata el también firmante de los acuerdos.

El diputado Vargas dice que como comisión gubernamental buscaban consolidar la paz y que no tenían “anticuerpos”, pero que además valoraban el texto constitucional, contrario a lo que dice observar ahora, donde hay un irrespeto a la Constitución, a las instituciones y a la separación de poderes.

Para Vargas, quien integró la comisión del gobierno en las negociaciones, los jóvenes deben valorar lo que ha costado la actual institucionalidad, sobre todo en este tiempo en que vivimos una situación bastante crítica.

“La Constitución es como el aire, no se ve pero sin él no se puede vivir, es algo fundamental. Mediante ella podemos enfrentar cualquier cantidad de problemas, pero las nuevas generaciones desconocen la historia, desconoce las luchas, sus costos; creo que es necesario hacer cultura constitucional porque en ella están nuestros derechos”, resume Vargas.

Samayoa dejó en claro que cuando se discute una reforma constitucional se debe hacer cuando es necesario , en un consejo  amplio y limpio, y porque es completamente necesario para el funcionamiento de todas las instituciones del Estado, pero no abrir la caja de pandora por cualquier cosa puntual.

 

Hay que conocer y respetar la Constitución

Para respetar la Constitución hay que conocerla y entenderla. Los salvadoreños tienen que apropiarse de ese documento porque allí están sus derechos y garantías como la libertad, su vida cotidiana, afirmaron los negociadores,

“La gente cree que la Constitución y el estado derecho son cosas abstractas y no tienen que ver con la vida cotidiana. A ver si se va enterando la gente:  Tiene todo que ver con la vida cotidiana”, dice Samayoa, pero también recuerda que la Constitución es la que nos protege ante situaciones como las que se vive en la actualidad contrarias a la democracia, como ejemplo citó que desde Casa Presidencial  se tenga un bunker que se utiliza para descalificar a cualquier persona, se insulta a los opositores .

“La Constitución no es abstracta, es lo más concreto;  todas las libertades están garantizadas en ella y el gobernante, que las puede atropellar,  más adelante le vamos a hacer rendir cuentas”, afirma Samayoa.

La diputada Díaz recordó toda la institucionalidad que surgió a partir de las reformas a la Constitución como el Tribunal Supremo Electoral, la Procuraduría General de Defensa de los Derechos Humanos , el Consejo Nacional de la Judicatura, la configuración de la nueva seguridad pública que mejoran el funcionamiento del Estado en una democracia y garantizan el respeto de loso derechos de los ciudadanos.

“Han pasado 29 años después de aquel momento y seguimos en la ruta de defender lo logrado. No fue fácil, como el fortalecer la Fuerza Armada que ha jugado y corre el riesgo en esta coyuntura de ser tergiversado su mandato, estamos atentos por supuesto”, afirmó Díaz, quien al igual que el diputado Vargas cuestionó el rol de la Fuerza Armada en la toma de la Asamblea Legislativa junto al presidente de la República el pasado 9 de febrero.

El uso de militares en ese hecho, además de que el presidente se sentara en la silla, tocara el gong y abriera una sesión plenaria, facultades del presidente de la Asamblea, fue para muchos un grave retroceso en la democracia  que se venía labrando desde los Acuerdos de Paz.

En el contexto de ese hecho, el diputado Vargas afirmó que si no existieran las cláusulas pétreas en la Constitución y no hubieran funcionado “ya habrían cambiado la obediencia de la Fuerza Armada y que se convierta en una guardia pretoriana como está sucediendo”.

Vargas insistió en la necesidad de respetar el texto constitucional. “Si quiero construir el futuro, e futuro está en el respeto a la Constitución, en el respeto a las leyes, y que todos los problemas se pueden arreglar dentro de la Constitución”.