Guillermo Arias: “ Toda mi vida fui empleado y de la noche a la mañana me volví un emprendedor”

Desde muy tempranas horas del día, los  trabajadores de Mr. Jeff, lavandería a domicilio,    tienen muy bien controlada la rutina para poder poner en marcha las  máquinas de lavado que serán utilizadas para lavar y luego secar y finalmente planchar  toda  la ropa de su clientela.  En Mr.  Jeff, un asistente se encarga de seleccionar cada prenda  de acuerdo a los  distintos tipos de telas, bajo la supervisión de cámaras de video, cada  prenda es grabada desde el momento que llega al establecimiento  y luego se destina para el proceso de limpieza con agua con jabón o detergente.  

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El servicio puede solicitarse, visitando el negocio en horario laboral, o a domicilio a través de la aplicación Mr. Jeff en las App Store o Play Store  de cualquier dispositivo móvil a cualquier hora del día. Un asistente o el “ driver” llegará hasta la puerta de su casa para recoger las prendas. Los artículos sucios son trasladados a la lavandería en bolsas seguras y muy bien etiquetadas para evitar confusiones. Al llegar a la  lavandería, otro personal  recibe y traslada las bolsas al área de lavado donde se verifica la documentación de la ropa  a la zona de desempaque, detallando cada pieza para que no haya confusiones al final del proceso de lavado y planchado y que  con seguridad pueda ser entregada al domicilio o a la persona correcta para evitar contratiempos.

Don Guillermo Arias, propietario de las franquicias de Mr. Jeff,  ubicadas en el Paseo General Escalón y otra sucursal en la avenida Olímpica de San Salvador, inició esta aventura del lavado de ropa en el año de 2019. Guillermo tuvo la visión de poner un negocio propio con el apoyo de su familia al ver que el mercado de lavanderia a nivel nacional estaba muy corta con este tipo de  servicios y,  para garantizar que su negocio prestara servicios de calidad  éll mismo supervisa cada detalle del negocio y está pendiente de la compra de insumos correctos (detergentes y todo lo necesario en la lavandería) para que cada prenda, al ser introducidas en las máquinas de lavado, no se dañen. Guillermo  observa los ajustes correctos en el  programa de lavado y, al final , aún húmedos, sean colocados en las máquinas de secado.

Los procesos de limpieza, de lavado, secado, doblado y empaquetado, también pueden ser automatizados, aunque el planchado normalmente se realiza a mano para cuidar cada pliegue de la ropa y que este quede perfecto. Son pocos los asistentes en la lavandería, en total son seis a  ocho empleados, cuyas familias se ven beneficiadas con este negocio  y les brinda  lo necesario para que cada dia  aprendan a realizar todas o la mayoría de las tareas.

“ Me siento emocionado, cada día me despierto con nuevos retos, tener nuevos clientes que nos llamen. A veces son las once de la noche y los clientes nos llaman preguntando por el servicio a domicilio”, expresa con gran  satisfacción don Gulliermo quien asegura que pasa día y noche  respondiendo llamadas y mensajes solicitando los servicios. Espera seguir creciendo con su emprendimiento y confiesa sentirse triste cuando su teléfono no tiene ningún mensaje o una llamada, pero confía en Dios y su capacidad de seguir adelante y seguir ayudando a sus empleados con un trabajo seguro y digno.