Ecotahari, Sandra Figueroa: “Detrás de cada pequeño negocio hay un gran esfuerzo por salir adelante”

Mieles crudas y cremadas, productos de belleza hechos con base a este dulce ingrediente, artículos textiles y más forman parte de Ecotahari, un emprendimiento que ya comienza a saborear el dulce sabor del éxito con la apertura de más mercados, pero sobre todo el reconocimiento que está logrando.

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Diez años han pasado desde que Sandra Figueroa, una salvadoreña de 63 años, llena de energía y talento se lanzó a comercializar mieles. Recién llegada de Bolivia, donde residió por motivos personales, la emprendedora había aprendido todo lo que le fuera posible en técnicas ligadas a la agricultura y otros temas y ya tenía trazado un plan de negocios que echó a andar al tocar tierra cuscatleca, incursionar en la apicultura.

“La intención mía era innovar, poner en práctica lo aprendido en todo lo relacionado con apicultura, poco se conocía al respecto, aún ahora mucha  población no conoce los beneficios de la apicultura y todos sus productos”, contó.

“Empecé la lucha tanto económica como empresarial, fácil no ha sido pero quienes me conocen saben que soy perseverante hasta lo último y me lanzo porque creo que ese es el primer paso, lanzarse sin miedo, si se pierde aún así se gana”, añadió entusiasmada.

Sandra se considera una mujer tenaz y reconoce que montar todo el proyecto no fue fácil.  “Generalmente los emprendimientos los iniciamos sin capital y muchas veces sin apoyo, lo cual fue mi caso, pero sí abundaban una enorme cantidad de ideas que revoloteaban en mi cabeza y que quería echar a andar, así que inicié con lo que tenía y podía, así di el primer paso”, explica.

En ese entonces ese rubro era dominado por hombres y sigue siéndolo lo cual no fue obstáculo para ella.

De hecho, Sandra destaca como las mujeres cada día se abren más espacios y luchan por conquistar nuevos horizontes, combinando de manera admirable sus roles de esposas o madres con el de empresarias, empleadas domésticas, profesionales o emprendedoras

Sandra se abrió su ruta en el mundo apícola, se informó y sigue haciéndolo hasta hoy en día, del comportamiento y propiedades de las principales aliadas de su proyecto, las abejas, buscó primero en un área rural del volcán de San Salvador y luego en Chalatenango, un lugar donde instalarlas.

Ella es la creadora del proyecto, al que primero le llamó TAHARI, por un emprendimiento montado hace algunos años en el ramo textil.

“Al regreso al país inicié el proyecto apícola al cual llamé  ECOTAHARI,( Tahari palabra es apellido de la región del Tahari, desierto ubicado entre Líbano ,Israel y Jordania ) cuyo fin primordial es proteger a las abejas y también promover prácticas como la reutilización de envases y el reciclaje”, detalló.

La emprendedora reconoce que no hubiera llegado hasta donde está hoy si no se hubiera apoyado en asesores que le han ayudado a materializar cada idea que se le ocurre.

“Yo soy la creadora, pero estoy rodeada de asesores, siempre busco gente que me ayude en cada necesidad, desde la contadora del proyecto, porque en finanzas soy un desastre, hasta la farmacéutica cuando incursioné en productos de belleza”, explica

Hoy el proyecto está sustentado en unos ocho colaboradores, desde los que cuidan las colmenas, hasta el último proceso que es envasar, etiquetar, etc.

Su primer producto fueron las mieles crudas que vendía en ecomercados, luego incursionó con las mieles cremadas que son sometidas a un proceso especial de batido, logrando su cremosidad y su aspecto denso, explicó Sandra.

Ahora ofrece 27 tipos de mieles cremadas, miel como la de acai, rica en taninos y antioxidantes que refuerza el sistema inmunológico, miel con cacao, café, chile habanero, clavo de olor y vainilla, canela, coco, cáscara de mandarina, naranja, limón , cúrcuma, eucalipto, matcha, pimienta, fenogreco, mostaza, pimienta, nuez moscada, anís.

También lavanda, menta, jengibre, orégano, pétalos de rosa, romero, entre otras; muchas se usan como productos terapéuticos. Otras en gastronomía.

ECOTAHARI ofrece productos que se denominan funcionales, los cuales revitalizan el organismo. Contienen propóleo, un antibiótico natural que es la resina de mezcla de cera, polen y aceites esenciales que las abejas captan de los árboles y se usa como un anti-inflamatorio, además, estimula el sistema inmunológico, ayuda con problemas bronquiales.

También ofrece dulces con propóleo, ideales para los niños, polen de abeja, condimientos como el garam masala (mezcla caliente), un producto originario del norte de la India, que combina especias como canela, comino, clavo, cardamomo, anís y pimienta negra, entre otros, que lo hacen el condimento perfecto para cualquier platillo.

Además ha lanzado una línea de belleza con champús, acondicionadores, cremas hidratantes, jabón, serum con colágeno, polen, miel, serum para labios todos ecológicos, y cera y barniz para muebles.

Y la última línea, que es la textil que incluye bolsas para compras, delantales y camisetas con mensajes que promueven la importancia de cuidar a las abejas.

Sandra no se detiene, ya trabaja en el lanzamiento de cuatro productos más, cuya característica será la innovación. También anhela echar a andar un proyecto de ecoturismo en el que invite a familias a recorrer los apiarios y conocer la riqueza de las abejas.

“La abeja poliniza el 78% de nuestros alimentos es la mayor polinizadora del medio ambiente, nos gustaría  incursionar en ecoturismo para educar sobre el tema”, explicó. Bajo esa línea se está capacitando a dos personas para que puedan retirar panales y enjambres  de zonas urbanas sin provocar daño tanto a las abejas como a las personas.

La emprendedora también le gustaría  mejorar su apiario y anhela adquirir unas colmenas que evitan incomodar a los insectos cuando se extrae la  que tienen un costo de $800. “Veremos qué dice el futuro”, dice.

El momento de la cosecha

Sandra es madre de dos hijos que viven en el extranjero y es una mujer llena de ganas de seguir trabajando en apicultura, cree que el camino andado ha estado lleno de tropiezos, pero el reconocimiento a su emprendimiento y a sus productos está creciendo y es su momento de cosechar.

“El proyecto ya es un éxito después de largo y perseverante camino  comercial, he estudiado cada miel, hay un momento que por muy mal o difícil que haya sido el pasado,ahora puedo decir: Aquí estoy, esto puedo hacer, esto puedo aportar y sé que viene mi tiempo de la cosecha”, cuenta emocionada. ¡Un día eclosiona !

Ya recibió pedidos de inversionistas extranjeros. Sabe que la siguiente tarea es conseguir los permisos sanitarios, pero lo que más la llena de orgullo es el reconocimiento que Ecotahari está alcanzando, lo que, asegura, muchos emprendedores anhelan.

“El reconocimiento al esfuerzo como pequeña empresa, el reconocimiento a la tenacidad que tenemos, no solo yo, sino todos los que estamos en este barco, en cada proyecto, en cada pequeño negocio hay un esfuerzo infrahumano por salir adelante en condiciones que solo el que emprende sabe”, agregó emocionada.